dimecres, 4 de maig del 2016

La Europa cerrada y autárquica contra el TIPP

Greenpeace  ha publicado los documentos íntegros de la última ronda de negociaciones entre la UE y EEUU para alcanzar un acuerdo de libre comercio, financiero y de servicios. Según los ecologistas, estos documentos prueban que los EEUU están tratando de limitar la legislación medioambiental de la UE.

Le Monde, por su parte, que también tiene los papeles, llega a la conclusión que no hay indicios de que la UE haya cedido a las demandas de Estados Unidos. Por el contrario, el periódico francés afirma que lo que sugieren los documentos es que la UE es más entusiasta acerca de cómo completar el TTIP que los EE.UU.

El Guardian, a su vez, dice que el acuerdo de libre comercio entre Europa y los EEUU está estancado, con diferencias "irreconciliables" en algunas áreas. También dice qye hay desacuerdo sobre las demandas de EEUU para que la UE rebaje las medidas de protección del medio ambiente.

¿Algo nuevo que no se supiese ya? No. Entonces ¿con que intención se publican los documentos?

El frente que se opone al TTIP se formó antes del inicio de las negociaciones. No se trata, pues, de un movimiento nacido en respuesta a un proyecto de Tratado detallado y concreto sino de un prejuicio ideológico y político: el libre comercio es malo. En ese frente militan ecologistas, anticapitalistas (incluída la Falange) y mucho funcionario público. Pero no sólo ellos, los populistas, los euroescépticos y los nacionalistas también se oponen. Quieren una Europa cerrada, casi autárquica, con fronteras impermeables, himnos atronadores y banderas únicas bien visibles. Es lamentable que a ese gallinero se haya unido temporalmente el presidente francés, François Hollande, que ha dicho: "En esta etapa [de negociaciones] Francia dice 'No'". Duplicidad lingüística que le ha de permitir en un futuro decir Digo donde dijo Diego.

Se acusa a las negociaciones de 'secretas', cómo ridículamente titula hoy El País, cuando todo el mundo sabe el calendarios y los temas generales que se discuten en cada reunión. Lo que llaman 'secreto' no es otra cosa que simple confidencialidad. Confidencialidad y discreción que son imprescidibles en toda negociación compleja para evitar la interferencia de los lobbies y de terceros. Confidencialidad que, por otro lado, suele romperse de vez en cuando con filtraciones interesadas de parte para influir en la negociación en curso, com es el caso de la actual filtración a Greenpeace.

El estado del comercio de la UE con el mundo

Ante las acusaciones de que las negociaciones son antidemocráticas, cabe recordar que la confidencialidad nada tiene que ver con ello. El borrador al que lleguen los negociadores será debatido no sólo en el Parlamento Europeo sino en todos los parlamentos nacionales antes de su aprobación o rechazo.

El TTIP no es un Tratado 'ultraliberal' -¡qué más quisieran los liberales!- sino un acuerdo comercial razonable que negocia la Europa intervencionista con la administración Obama, la más reguladora que ha existido nunca en EEUU. Sin embargo, y a pesar que podría ser mucho mejor, los beneficios estimados están claros:
Está demostrado que el libre comercio no reduce el empleo, ni lo precariza, sino todo lo contrario. En los últimos 50 años, desde que se han reducido las barreras comerciales y se ha integrado a nuevos países en el comercio global, no solo ha mejorado la renta per cápita y el empleo, sino la calidad del mismo y se ha reducido la pobreza, según el Banco Mundial.

Según el análisis del Instituto de Estudios Económicos (IEE), el TTIP supondría para España más empleo, más actividad económica, y mejoras salariales. El PIB español crecería un 0,7% adicional al año, y se generarían hasta 335.000 nuevos empleos en los cinco primeros años, además de aumentar las exportaciones a EEUU. Según el CEPR, el impacto en el PIB de la UE superaría los 120.000 millones de euros (0,5% del PIB) y de EEUU en 95.000 millones de euros (0,4% del PIB), un beneficio mayor para la UE que para EEUU.

La técnica de la publicación masiva de reales o supuestos documentos secretos -Wikileaks, Panamá...- suele ser más un acto publicitario que de información. Y no sólo porqué la saturación informativa acabe produciendo más desinformación sino porqué muchos de esos documentos no son actas notariales de hechos reales y contrastables sino simples registros de posicionamientos transitorios que no conllevan decisiones firmes. Documentos, muchos de los cuales no tienen trascendencia jurídica, pero sí tienen, y mucha, trascendecia difamatoria y/o propagandística.









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