dilluns, 20 de juny del 2016

La 'lucha final' se disputará entre PP y Unidos Podemos

La media de los últimos sondeos electorales antes del 26J

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El último «tracking» de NC Report para LA RAZÓN confirma el cataclismo del PSOE en las elecciones generales del próximo domingo. Unidos Podemos sigue creciendo en intención de voto y en perspectiva de escaños, y el PSOE continúa sin remontar, e incluso pierde una décima más en intención de voto. Los de Pablo Iglesias afianzan el adelantamiento al PSOE en votos y también en diputados, ya que podrían sumar entre dos y cuatro más. En la proyección más alta, la coalición que lidera Pablo Iglesias y los socialistas podrían alcanzar juntos los 170 escaños. La mayoría absoluta en el Congreso está en los 176 escaños. En el bloque del centro derecha, el PP mantiene su tendencia al alza y superaría el 30 por ciento de los votos, el listón que se han fijado en el comité de campaña. Y en el mejor de los escenarios Mariano Rajoy conseguiría aumentar ocho escaños con respecto a las elecciones de diciembre.
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Fracaso renovable y 'revival' nuclear

La energía eólica -como la mayoría de las energías llamadas renovables- ha subsistido hasta ahora gracias a las numerosas e importantes subvenciones públicas. Y ello pese a su poca eficiencia, a que encarece el recibo de la luz y a los problemas ambientales que también genera.

Sin embargo, el elevado coste de la electricidad que provocan está acabando con la paciencia de muchos gobiernos. Entre ellos el de Alemania, que ha empezado a recortar e incluso suprimir esas subvenciones.

Los verdes se oponen a ello, pero ante la evidencia de la incapacidad de las renovables para abastecer hoy por hoy la demanda energética y, sobre todo, al mantra del cambio climático -que se ha convertido en la piedra angular de la ideología del ecologismo político- muchos verdes están dando marcha atrás y aceptando la energía nuclear por su reducidas emisiones de CO2..

A pesar de que el ecologismo político cuajó y se catapultó hacia el poder con un programa cuyo eje central era la lucha contra las centrales nucleares  --¿Nuclear? No, gracias'-- ahora lo sacrifica en el altar del calentamiento global antropocéntrico.

Para los verdes actuales es más peligrosa la contaminación por CO2 que la contaminación radioactiva. Es por ello que han pasado de considerarla el paradigma de todos los males de la sociedad industrial a verla como un instrumento útil para frenar las emisiones de CO2.

Así que ahora la defienden o, si se quiere, no se oponen a la misma. El último ejemplo de ello es que no ha dicho ni una palabra ante la inminente puesta en marcha de una nueva central nuclear, la primera en décadas, en EEUU.













Las mujeres de Grillo obtienen las alcaldías de Roma y Turín


Il Movimento 5 stelle vince a Roma con Virginia Raggi, la più giovane al Campidoglio, a Torino, con Chiara Appendino, e in altre 17 città, tra cui Genzano, Marino, Chioggia e Castelfidardo, premiato dal doppio turno del ballottaggio. A Milano, il testa a testa tra Beppe Sala e Stefano Parisi si conclude con la vittoria del primo, mentre Bologna riconferma Virginio Merola alla guida della città. Luigi de Magistris resta primo cittadino di Napoli. Brutte notizie per il Pd anche da Trieste: qui il centrodestra si impone. Sono così tre i capoluoghi persi dal Partito democratico in questa tornata elettorale.
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La paranoia sexual ataca al mundo académico

When I was in college, hooking up with professors was more or less part of the curriculum. Admittedly, I went to an art school, and mine was the lucky generation that came of age in that too-brief interregnum after the sexual revolution and before AIDS turned sex into a crime scene replete with perpetrators and victims—back when sex, even when not so great or when people got their feelings hurt, fell under the category of life experience. It’s not that I didn’t make my share of mistakes, or act stupidly and inchoately, but it was embarrassing, not traumatizing.

As Jane Gallop recalls in Feminist Accused of Sexual Harassment (1997), her own generational cri de coeur, sleeping with professors made her feel cocky, not taken advantage of. She admits to seducing more than one of them as a grad student—she wanted to see them naked, she says, as like other men. Lots of smart, ambitious women were doing the same thing, according to her, because it was a way to experience your own power.

But somehow power seemed a lot less powerful back then. The gulf between students and faculty wasn’t a shark-filled moat; a misstep wasn’t fatal. We partied together, drank and got high together, slept together. The teachers may have been older and more accomplished, but you didn’t feel they could take advantage of you because of it. How would they?

Which isn’t to say that teacher-student relations were guaranteed to turn out well, but then what percentage of romances do? No doubt there were jealousies, sometimes things didn’t go the way you wanted—which was probably good training for the rest of life. It was also an excellent education in not taking power too seriously, and I suspect the less seriously you take it, the more strategies you have for contending with it. It’s the fiction of the all-powerful professor embedded in the new campus codes that appalls me. And the kowtowing to the fiction— kowtowing wrapped in a vaguely feminist air of rectitude. If this is feminism, it’s feminism hijacked by melodrama. The melodramatic imagination’s obsession with helpless victims and powerful predators is what’s shaping the conversation of the moment, to the detriment of those whose interests are supposedly being protected, namely students. The result? Students’ sense of vulnerability is skyrocketing.

(...)

Lastly: The new codes sweeping American campuses aren’t just a striking abridgment of everyone’s freedom, they’re also intellectually embarrassing. Sexual paranoia reigns; students are trauma cases waiting to happen. If you wanted to produce a pacified, cowering citizenry, this would be the method. And in that sense, we’re all the victims. | Laura Kipnis

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Tras la publicación, Laura fue demandada de inmediato ante la Universidad. Por estudiantes “traumatizados”, que también organizaban manifas y escraches contra la pecadora. Pobres; unos habían sufrido una “reacción muy visceral”. Otros se sentían “aterrorizados”. Y su idiotización les impedía comprender que estaban, precisamente, demostrando el argumento del artículo. ¡Que los algodones producen niños!

Lo cuenta Kipnis aquí, pero esa ya es la parte kafkiana:

My Title IX Inquisition

Es interesante la manera en que Laura Kipnis digiere el problema, desde su ortodoxia progre y feminista.

It’s the fiction of the all-powerful professor embedded in the new campus codes that appalls me. And the kowtowing to the fiction—kowtowing wrapped in a vaguely feminist air of rectitude. If this is feminism, it’s feminism hijacked by melodrama. The melodramatic imagination’s obsession with helpless victims and powerful predators is what’s shaping the conversation of the moment, to the detriment of those whose interests are supposedly being protected, namely students. The result? Students’ sense of vulnerability is skyrocketing.

Bueno, la idea del “terrorismo machista” no es menos melodrama. Pero el esquema no se circunscribe al sexo. Es el relato del rebaño de corderitos atacado por imprecisos -y más bien imaginarios- predadores, que debe ser salvado por la paternal intervención de la autoridad bondadosa.

Y distingue bien dos feminismos distintos:

A certain brand of radical feminist—the late Andrea Dworkin, for one—held that women’s consent was meaningless in the context of patriarchy, but Dworkin was generally considered an extremist.

Sólo le falta dar el paso, que no he visto claro, de ver que más que distintos son dos feminismos opuestos. El suyo (digamos no radical), que hace de la mujer una persona entera e independiente, y el -digamos radical- que hace a la mujer un ser inferior, dependiente de la protección paternal de la autoridad. Literalmente, una víctima a la espera de su depredador. Otros “ismos” hacen lo mismo con el resto de corderitos “to be”, con un procedimiento calcado. Y lo de las universidades, de momento del mundo anglo, sólo es la punta de lanza. El campo de prueba. No hay más que preguntar a Pablemos.



Nota: Habíamos dicho:

– El problema es que nadie parece preocuparse por el efecto secundario, no menos inevitable. También produce idiotizados.

Es un error, claro. La idiotización no es un efecto secundario de la victimización / infantilización. Es el objetivo. | PLAZA MOYUA




La ratificación del Tratado de París va para largo

Rusia e India han decidido no ratificar, de momento, el acuerdo climático de París



Representing the two largest greenhouse gas emitters, the joint US and Chinese commitment to early entry into force is undoubtedly significant. Nonetheless, the picture becomes significantly more complicated looking at the next two largest emitters: Russia and India. Both countries have indicated that they are prepared to wait before they ratify the Agreement, wanting a clear set of rules and a greater recognition of differentiated responsibilities. The EU process of securing unanimity between 28 member states is likely to mean a significant delay to European ratification. This means that early entry to force is dependent on building a coalition of many smaller countries, a procedure that is likely to be challenging.
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