dijous, 23 de juny del 2016

¿Es ahora delito que un ministro del Interior y un director Antifraude hablen de cómo descubrir casos de corrupción?

Es para partirse de risa. ¿Es ahora delito que un ministro del Interior y un director de la oficina Antifraude de una comunidad autónoma hablen de cómo descubrir casos de corrupción? Y si de eso no pueden ¿de que tienen que hablar? ¿de la Roja? ¿del 'conejo' de la Loles?

No. Su obligación es hablar, intercambiar información y estudiar la manera de sacar los delitos a la luz para llevarlos ante el juez. No olvidemos que el Ministerio del Interior es la Policia y la Oficina Antifraude una institución independiente 'que trabaja para fortalecer la integridad del sector público catalán, mediante la prevención y la investigación de la corrupción'.

Es también para partirse de risa la reacción de la oposición. Que utilicen políticamente la filtración es inevitable, pero que acusen a los conversantes de "investigar a rivales políticos" es decepcionante. ¿Qué están pidiendo? ¿Que el ministerio del Interior se abstenga de investigar la corrupción política cuando pueda afectar a 'rivales políticos'? ¿Es decir, que Interior no investigue a nadie excepto a los de su propio partido? ¿Eso es lo que quieren? ¿Estar por encima de la ley acusando a toda investigación de parcialidad política?

Los fragmentos filtrados de la conversación pueden hacer sospechar casi cualquier cosa, y cuando se trata del aparato del Estado todas las alertas son pocas. Sin embargo, por lo que a los hechos se refiere, el único real, concreto y constatable hasta ahora es que se trata de una grabación de hace dos años que se ha filtrado interesadamente a pocos días de las elecciones.

Mientras no se aporten pruebas fehacientes de que Fernández Díaz y De Alfonso cometieron algún delito, los únicos delincuentes seguirán siendo los que han filtrado la grabación con la finalidad evidente de causar el mayor daño personal y político posible.