diumenge, 8 de gener del 2017

Arturo Pérez-Reverte, el pesimista lúcido




Sobre la guerra civil

...Lo de los buenos y malos no me lo creo porque yo he hecho como 20 guerras como reportero y lo he visto. Desde lejos está claro que dices que los malos son los franquistas, los estalininstas, Hitler... Pero de cerca, cuando estás con la gente, la cosa no es tan simple. Una guerra no es una elección ideológica, es una tragedia. Al final siempre hay un chaval de 18 años que está ahí y al que le da igual la bandera. ¿Es más idealista un falangista de 18 años o un comunista de 18 años?

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Uno puede estar cerca de un bando o de otro, sin duda, lo que no implica que no pueda tener las luces suficientes para ver que los seres humanos son los mismos en todas partes y que en todas hay héroes, verdugos, canallas, oportunistas, sinvergüenzas, criminales... El problema es que en España nunca reconocemos en el adversario ninguna virtud, todo son defectos. Es decir, el enemigo nunca puede ser valiente, honrado o digno, siempre ha de ser cobarde, despreciable y vil. Yo no soy equidistante, trato de ser ecuánime. Mi actitud no es la misma ante el bando fascista que ante el republicano, del que me siento más cerca, pero los veo con ecuanimidad.

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¿Ha avanzado España en ecuanimidad? No. Se está peor que antes, porque los testigos se están muriendo. Hay unas generaciones nuevas que no tienen fuentes directas y que se están guiando por cuatro tuits. La visión es paradójicamente más parcial y maniquea que hace 30 o 40 años, cuando los testigos aún estaban vivos. Aún quedan, pero ya no se les escucha. He visto a niñatos de 20 años dando lecciones de historia en Twitter a gente que hizo la guerra o a sus hijos. Vivimos en un mundo de etiquetas fáciles donde 140 caracteres son más importantes que un libro, donde no se habla de un argumento sino de lo que un tuit dice sobre ese argumento. Si yo escribo sobre la guerra, la mayoría no hablará de mi libro sino de lo que dicen otros sobre mi libro.

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...para mí la gente de la guerra tiene nombres y apellidos. La nuestra me la contaron quienes la habían vivido. No necesito acudir a los libros y a las películas, tengo mi propio criterio y sé que junto a idealistas y gente noble y digna había muchísimo sinvergüenza. Hubo 200.000 muertos en el frente, pero hubo 200.000 en la retaguardia. Fusilados, torturados, violados, asesinados, robados, sañados, expoliados y encarcelados. Alguien tuvo que matarlos, en los dos bandos. ¿Es que todos nuestros abuelos fueron héroes que defendieron la República o a Cristo Rey en el frente? No, alguno fue un hijo de puta con camisa azul o con mono de miliciano que estuvo sacando a la gente de la casa para darle un tiro en la cuneta. Porque hubo cunetas en los dos bandos. Recalca esto: cuidado con los abuelos, porque muchos estuvieron matando gente, porque no todos fueron héroes.
Sobre el 'machismo', el feminismo y las mujeres

Tengo una hija, Carlota, que tiene 32 años. El primero que quiere que viva en un mundo en el que se reconozcan sus derechos y sus deberes y que esté en un plano de igualdad con los hombres o, si es inteligente, por encima de los hombres que no lo son, soy yo. Por eso sé que el feminismo es necesario y deseo que las injusticias que llevan muchos siglos perpetrándose desaparezcan. Eso hasta ahí. Luego en mis novelas lo he demostrado docenas de veces con mis personajes femeninos, que con frecuencia son duros, potentes... y cuando son malas, son mucho más peligrosas que los hombres. A mí no tiene que darme nadie lecciones de cómo tratar a los hombres y a las mujeres. No acepto el folclorismo estúpido, ultrarradical, fanático y analfabeto de algunos sectores que se dicen feministas y que lo que hacen es empañar el verdadero feminismo. Ese, el intelectualmente respetable, cuenta con mi respeto, porque me interesa que mi hija se beneficie de él. Pero del feminismo de la estupidez, el que perjudica no sólo a mi hija sino a todas las mujeres, de ese 'estoy contra' me burlo. Esa es la cuestión.

Sobre Trump y los políticos

A ver, hay una conclusión a la que he llegado y es que los pueblos tienen lo que se merecen. Los americanos tienen a Trump porque quieren tenerlo, igual que nuestra clase política es el resultado de nosotros mismos. No han venido unos marcianos en un platillo para adueñarse del poder. Han salido de nuestras casas, de nuestros dormitorios. Somos tan culpables de lo que hace un político español como el propio político. ¿No nos representan? ¡Pues claro que nos representan! Igual a ti no pero sí al sentir general, a la mediocre catadura moral que a veces los españoles tenemos frente a los grandes desafíos. Ese oportunismo, esa vileza de los políticos es nuestra también.

Sobre el terrorismo islamista

Es que van a ganar. Los derrotarán en Irak o en Siria pero van a triunfar, porque son jóvenes, tienen hambre, un rencor histórico acumulado y absolutamente comprensible, cuentas que ajustar, desesperación, cojones, fuerza demográfica... Occidente y Europa en cambio son viejos, cobardes, caducos y no se atreven a defenderse. Cuando hay lobos y hay ovejas no hay duda de quién va a ganar. Estamos teniendo el resultado de nuestra pasividad, de nuestro confort, de nuestra demagogia. Ellos no tienen esos obstáculos. Como dijo uno de los imanes, «usaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia». Está perfectamente definido. Europa es vieja e indefensa.


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