dimecres, 8 de març del 2017

De la fantasía de la sociedad sin clases a la fantasía de la sociedad sin género

La ideología comunista se apoyaba en la clase obrera como sujeto histórico para alcanzar su objetivo político: la sociedad sin clases. De la misma manera, la ideología de género se apoya en el feminismo para alcanzar su proyecto histórico: la sociedad sin género. Se trata en ambos casos de una fantasía intelectual con una gran capacidad de contagio.

Una fantasía que en el caso del comunismo costó 100 millones de muertos para crear la sociedad más clasista y estanca de la historia. En el caso de la ideología de género, ya ha costado en España la abolición de una de las principales columnas del estado de derecho: la presunción de inocencia. En la Ley integral contra la violencia de género al hombre se le considera siempre culpable mientras no demuestre su inocencia.

Para estas ideologías, los trabajadores o las mujeres suelen ser simples medios para lograr sus fines políticos e ideológicos. Es por ello que, a pesar de las mejoras y de los cambios que en muchos casos han invertido la situación de esos grupos sociales, la movilización política persiste. Y no solo persiste, sino que incluso aumenta. Me atrevería a decir que cuantos menos problemas hay más ruidosa se torna la protesta. Probablemente para ocultarlo y evitar una desmovilización que fuerce a cerrar o recortar el chiringuito.

Cada 8 de marzo parece que las mujeres, trabajadoras o no, tengan más problemas de los que tenían el año anterior o, por lo menos, que cada año aparezcan nuevas modalidades de discriminación que justifiquen mantener el tinglado y las subvenciones.










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Los mismos artículos que linqué el año pasado sirven para este:.