divendres, 7 d’abril del 2017

Con el castigo a Assad, Trump advierte a Irán y Corea del Norte: no se permitirá que nadie cruce las líneas rojas




La respuesta militar de Trump al ataque químico en Siria deja claro que la política exterior de los EEUU ha cambiado. Se acabó, pues, la era Obama. La contundente respuesta de Trump al dictador Assad, al que tan sólo unos días antes parecía pragmáticamente dispuesto a aceptar en el poder, manda al mundo una señal inequívoca: no se permitirá a nadie cruzar las líneas rojas. A nadie. Que tomen nota Irán o Corea del Norte. Y también Rusia.

En algunos medios se apunta que el ataque químico del martes podría ser obra de grupos islamistas rebeldes. Al fin y al cabo, existen precedentes. Los ataques químicos en Khan al Asal y en Ghouta en 2013, que inicialmente se atribuyeron al gobierno sirio, la ONU concluyó que las sospechas recaían en el frente opositor al-Nusra.

Sin embargo, también existen precedentes de sospecha sobre la responsabilidad de Damasco en diversos ataques químicos, esporádicos y limitados, como el de esta ocasión. La tesis rusa del transporte de armas químicas del ISIS por territorio sirio y, especialmente, que estas armas se activaron al ser bombardeado el arsenal de los rebeldes en Khan Sheikhoun, resulta inverosímil.

Por un lado, la documentación gráfica disponible muestra la existencia de cráteres provocados por las bombas lanzadas desde aviones sirios en zonas alejadas del arsenal rebelde y en las que hubo también víctimas de gases venenosos. Por otro lado, es prácticamente imposible que el bombardeo del arsenal produjera la emisión de gases venenosos tipo sarín, ya que se trata de gases binarios que sólo se activan cuando se mezclan los componentes antes de su uso.

Even assuming that large quantities of both Sarin precursors were located in the same part of the same warehouse (a practice that seems odd), an air-strike is not going to cause the production of large quantities of Sarin. Dropping a bomb on the binary components does not actually provide the correct mechanism for making the nerve agent. It is an infantile argument. One of the precursors is isopropyl alcohol. It would go up in a ball of flame. A very large one. Which has not been in evidence.

Another issue is that, if the Syrian regime actually did believe that the warehouse stored chemical warfare agents, then striking it deliberately was an act of chemical warfare by proxy.

Finally, we are back to the issue of industrial capacity. It takes about 9 kg of difficult to obtain precursor materials to generate the necessary steps to produce Sarin. The ratio is similar with other nerve agents. Having a quantity of any of the nerve agents relies on a sophisticated supply chain of exotic precursors and an industrial base. Are we to seriously believe that one of the rebel factions has expended the vast sums of money and developed this industrial base, somehow not noticed to date and not molested by attack? It seems an unlikely chain of events.

Todo apunta a que Assad cometió graves errores de cálculo. Por un lado, creyó equivocadamente que la resignada aceptación de Tillerson de su continuidad en el poder era una carta blanca para actuar como le viniera en gana. Por otro, no tuvo en cuenta que los fracasos, por lo menos momentáneos, de Trump en el frente interior -restricción de visados y derogación del Obamacare- le hacían especialmente propenso a emprender acciones significativas que le permitieran cerrar filas y engrandecer su perfil presidencial. Siria le ha brindado esa oportunidad. 'America First' no significa ni inhibición ni irresolución en política exterior. Empieza, pues, con contundencia y sin vacilación, la era Trump.