dilluns, 12 d’octubre del 2015

En busca del genocidio perdido

A mi, tanto el Día de la Hispanidad como el 11 de Septiembre no me merecen la menor atención. No me producen ninguna emoción especial en tanto fechas oficiales y burocráticas de conmermoración o celebración de reales o supuestas señas de identidad. Pero una cosa es que me aburra celebrar cada año la misma cosa y otra muy distinta que tenga que tragarme la cantidad de sandeces que la gente encumbrada en los púlpitos de la política, la cátedra o el canal de televisión les venga en gana expeler.

Hoy, la palma se la lleva, como no podía ser de otra manera, esa banda de rancios indocumentados que parecen haberse enterado hace cuatro días, con la fe del recién converso, que el descubrimiento y colonización de América fue un genocidio. Pero si existió genocidio, o algo parecido, no es al que se refieren Ada Colau, 'Kichi', Carlos Bardem o Willy Toledo. Si existió un genocidio en América no fue el de los colonizadores españoles sino el que los indígenas estaban cometiendo contra otros nativos y el que desataron contra los extranjeros que habían llegado a sus costas, en una foribunda versión avant la lettre de la chenofobia. Esto es lo que se encontró Hernan Cortés:
“vimos que llevaban por fuerza las gradas arriba a nuestros compañeros (…) luego les ponían despaldas encima de unas piedras que tenían hechas para sacrificar, y con unos navajones de pedernal los aserraban por los pechos y les sacaban los corazones bullendo (…) y cortarles pies y brazos, y se los comieron a los sesenta y dos que he dicho (…) liberamos cuatro indios que tenían a engordar en unas jaulas de madera para, después de gordos, sacrificarlos y comérselos (…) hallamos en este pueblo de Tascala casas de madera hechas de redes y llenas de indios e indias que tenían dentro encarcelados y a cebo hasta que estuviesen gordos para comer y sacrificar (…) nos seguían tantos millares de indios (…) a causa de los despojos que habían de haber, y lo más cierto por hartarse de carne humana, si hubiese batallas”. Bernal Díaz del Castillo. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1568) Informe España by free analyst
Trescientos años de colonización dan para mucho y dan para todo. Y de todo hubo y mucho. De lo mejor y de lo peor, pero la gran mayoría de historiadores no hablan de genocidio. Parece que la explicación más cercana a la realidad y comúnmente aceptada es que fueron las enfermedades epidémicas que los españoles llevaron consigo al nuevo continente las responsables directas de que la población indígena disminuyese entre un 75 y un 95% en los primeros 130 años de conquista. El historiador francés de orígen búlgaro Tzvetan Todorov lo expresa de la siguiente manera:
Pero se podría decir que no tiene sentido buscar responsabilidades, o siquiera hablar de genocidio en vez de catástrofe natural. Los españoles no procedieron a un exterminio directo de esos millones de indios, y no podían hacerlo. Si examinamos las formas que adopta la disminución de la población, vemos que son tres, y que la responsabilidad de los españoles en ellas es inversamente proporcional al número de víctimas que produce cada una:

1) Por homicidio directo, durante las guerras o fuera de ellas: número elevado, aunque relativamente bajo; responsabilidad directa.

2) Como consecuencia de malos tratos: número más elevado; responsabilidad (apenas) menos directa.

3) Por enfermedades, debido al “choque microbiano”: la mayor parte de la población; responsabilidad difusa e indirecta


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