dilluns, 12 de juny del 2017

La generación del 'todo gratis' encumbra a un Corbyn que casi siempre está en el lado equivocado


El abrazo de Hugo Chávez a uno de los suyos

Apoyando al IRA

EXAMINER.- La piedra angular de la ideología de Corbyn es que Occidente está siempre y en todo lugar equivocado. Esta creencia le ha llevado a algunas extrañas alianzas. Apoyó al IRA cuando estaba tratando de someter a bombazos a Irlanda del Norte. Respaldó a Hamas y Hezbollah. Fue un fiel portavoz de Fidel Castro y Hugo Chávez. Ni siquiera condenó a la junta fascista argentina que invadió las Islas Malvinas en 1982, porque, bueno, no podían ser tan malos si estaban contra nosotros.

Cuando se le preguntó si había un solo conflicto en el que estaría del lado de Gran Bretaña contra sus enemigos, Corbyn finalmente logró dar con un sólo ejemplo: la Segunda Guerra Mundial. Y eso, Jeremy, después de que Stalin hubiese cambiado de bando en 1941.

Y, sin embargo, el 40 por ciento de los votantes británicos respaldaron las candidaturas laboristas el jueves. ¿Qué pasó por su mente?

Es cierto que la campaña conservadora podría haber sido mejor, pero eso es cierto de cada campaña en la historia. La primer ministro, Theresa May, fue criticada por convocar una elección innecesaria y luego negarse a participar en los debates televisados. Pero eso no es suficiente para explicar cómo el Laborismo se elevó al 30 o 40 por ciento de apoyo durante la campaña.

No, me temo que la explicación es más simple y más deprimente. Muy pocos votantes apoyarán a un partido que no les ofrezca cosas gratis.

El manifiesto laborista era una ridícula lista de folleto comercial. Prometía mucho dinero para salud, escuelas, policía y para incrementos salariales en el sector público, aumento de las pensiones y la matrícula universitaria gratuita. Todo el dinero extra para pagarlo se supone vagamente que se sacaría de los "grandes negocios" y de "los ricos". O sea, que a una gran cantidad de gente le gusta el sonido de golosinas y que alguien se las pague.

El voto laborista provino en forma desproporcionada de los menores de 25 años, en una cifra sin precedentes que confundieron a todas las encuestas de opinión. Pocos de los votantes de esa generación saben algo acerca de los atentados terroristas del IRA en los años 1970 y 1980, que, en su escala, superó con creces al terror islamista de hoy. No recuerdan la Guerra Fría. Ni siquiera recuerdan, aún que sea vagamente, el último gobierno laborista que, en 2010, dejó al Reino Unido de la Gran Bretaña con un déficit mayor que el de Grecia.
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