dissabte, 26 d’agost del 2017

El editorial de 'Charlie Hebdo' sobre los atentados de Barcelona que hoy conviene leer



...una labor de propaganda ha logrado despistarnos y hacernos disociar los atentados de cualquier aspecto religioso. Hoy, ya nadie se plantea el papel del Islam en la ideología del Estado Islámico. La comedura de coco ha sido tal que todo el mundo acepta que no hay que cuestionar “el hecho religioso en sí”. Éste se impone a todos, y aquellos que se atreven a ponerlo en entredicho son tachados de burdos anticlericales de otra época.

Pero como a pesar de todo hay que dar una explicación a los atentados, se nos sirve como sucedáneo la geopolítica. Las causas de todos los atentados serían la guerra en Irak, el petróleo, la política de Obama, de Trump, y todo un conjunto de razones que, si bien no carecen de cierto interés ni pertinencia, tienen el gran mérito de evitar que se hable de religión y, sobre todo, de la musulmana.

A menudo se contrapone el Islam con el islamismo. Como si estas dos concepciones religiosas fuesen dos planetas extraños el uno respecto al otro. Para ahorrar a los musulmanes moderados la afrenta de vincular su fe a la violencia yihadista, se ha disociado metódicamente la religión musulmana del islamismo. Sin embargo, el islamismo forma parte del Islam.
Cuando se critica la Inquisición y sus crímenes, no se desgaja ese fanatismo del resto de la Iglesia católica. Aunque muchos cristianos denunciaron la Inquisición, ésta es un elemento del cristianismo y de la Iglesia. Por ello, siglos más tarde, el papa Juan Pablo II se sintió obligado en 2000 a hacer votos de arrepentimiento por los crímenes cometidos en nombre de la Inquisición; en nombre del cristianismo.
Curiosamente, cada vez que los integristas musulmanes cometen crímenes, se crea en torno a ellos un cordón sanitario para “exfiltrarlos” del Islam, y así evitarle a la religión de Mahoma la más mínima crítica. Oh, sí, cuánto más confortable es hablar de Bush, Obama o Trump que husmear en los problemas que desde hace décadas desgarran al Islam.
El confort intelectual prima por encima de todo. El confort es la obsesión de nuestras sociedades consumistas. Queremos unas vacaciones confortables en España, en buenos hoteles y con buenos restaurantes. Queremos debates apasionados sobre Neymar y sobre el cierre de los paseos que bordean el Sena. Oiga usted: ¡es que no nos hemos alquilado un piso turístico en Barcelona para que nos arrollen en Las Ramblas y encima tengamos que ponernos a hablar de la religión musulmana! Para nuestro confort, evitemos pensar en todos estos asuntos penosos que nos emponzoñan la existencia. No pensemos demasiado en ellos: otros, con sus vehículos asesinos y sus cinturones de explosivos lo harán por nosotros".
Traducción exprés de 'el extranjero profesional'