dimarts, 3 d’octubre del 2017

Vídeo y texto del discurso del rey Felipe VI ante el desafío independentista catalán







Necesitan ser víctimas como sea


La policía judicial actuó el domingo con la contundencia y la proporcionalidad necesaria para hacer cumplir la legalidad democrática. Y si algunos agentes se excedieron, ahí están los juzgados de guardia y diversos colectivos de abogados justicieros para presentar las denuncias correspondientes.

Sin embargo, a pesar de haberse difundido la existencia de más de 850 supuestas víctimas de la represión policial, apenas hay una decena de denuncias por lesiones en toda Cataluña. Y no será por miedo a esa dictadura 'feroz' que tienen enfrente. En cualquier caso los porrazos no fueron mayores que los propinados en otras ocasiones por las fuerzas de seguridad, especialmente los Mossos (12-M Plaça Catalunya, Can Vies...).

Luego están las imágenes. Ese supuesto irrefutable de la verdad que olvida que nada puede ser tan falso y manipulable como una imagen. Esa imagen mediática que ofrece la parte por el todo. Ese primer plano que llena la pantalla o ese plano general que la vacía. Esos porrazos puntuales y concretos cuya repetición convierte en aporreamientos generales e indiscriminados.

Las 'fake news' son tan viejas como la historia del periodismo. Y desde el pasado domingo se han difundido muchas:





Esta pobre mujer se golpeó al caer por la escalera pero no fue golpeada por ningún policia o guardia civil.


La foto superior es un fake. La foto inferior es la verdadera:


El eurodiputado del PDcat, Ramon Tremosa, publicó esta foto del cara a cara épico de la niña y el antidisturbios. Lástima que la foto fuese tomada en Chile y no en Barcelona.



Si quieren ver más vayan a Le Monde:



También en 'Libération'



O en 'El Español' (son las mismas que Le Monde)



¿Desproporción? Según algunos relatos, desencantados con la efectividad del Derecho, se habría “reprimido” a casi 2.300.000 de supuestos “votantes”. Abstracción hecha de que la actuación de la fuerza pública se circunscribió, espacial y subjetivamente, a quien impedía por la fuerza la ejecución de la orden judicial, y no a los “votantes”, repugna a la mera lógica de los hechos que esa “brutal represión” sobre millones de personas haya arrojado el “brutal” saldo de un total de dos hospitalizados, uno de ellos un pobre anciano infartado. Si vamos a los “heridos”, que la Generalitat cifra en más de 800, en realidad estamos hablando de “atendidos” (es decir, personas que nunca pisaron un hospital aunque fueron objeto de examen y diagnóstico en la vía pública) pero incluyendo en la cifra las lipotimias, ataques de ansiedad e irritaciones por inhalación de humo. Y no olvidemos que estamos hablando de unos supuestos dos millones de personas que fueron desde los días previos instados desde la propia Generalitat, sus dirigentes y su formidable aparato mediático, a tomar parte colectivamente en actos delictivos para impedir por la fuerza la ejecución de una orden judicial ¿Y el balance son dos hospitalizados, y uno de ellos, un infartado? ¿Dónde está la desproporción en el uso de la fuerza? | Félix Ovejero, Alejandro Molina


Miles de ciudadanos irresponsables, miserablemente convocados por un Gobierno que había abandonado toda pretensión de legalidad; miles de personas a las que el Gobierno del Estado, o sea, la autoridad política de la ejemplar Policía, no supo advertir solemnemente en las vísperas del peligro que corrían al participar en un acto ilegal, trataron de hacerse ayer con el control de un territorio mediante la fechoría de un supuesto referéndum, supuestamente democrático.

Las miles de personas dispersas por toda Cataluña no actuaron pacíficamente. La paz es la ley, y esos miles ejercieron violencia moral activa y violencia física (casi siempre) pasiva contra el cumplimiento de las resoluciones judiciales que habían declarado ilegal la maniobra antidemocrática.

La acción de la Policía -una acción de fuerza y no de violencia- impidió cualquier conjetura de verosimilitud en torno al presunto referéndum e hizo algo infinitamente más importante: encarnar el poder y la razón democráticas. Lo hicieron, además, con ciencia y conciencia, limitando en una proporción asombrosa la sobrerreacción, a pesar de sus heridos por las agresiones, escasas pero ciertas, y de los insultos y las humillaciones continuadas.

La lista de los cientos de heridos proporcionada por el Gobierno desleal y asumida de inmediato, y sin mayor verificación, por nuestra prensa, incluye probablemente los arañazos. Y un sólo herido grave, por el impacto de una pelota de goma en un ojo. Esta actuación cabría compararla, ¡proporcionadamente! a las magnitudes diversas de los empeños, con la de las policías alemanas, británicas, americanas o francesas cuando se ponen a la tarea de despejar las calles. | Arcadi Espada